Estás en mi cabeza


Hace unos años conocí un mundo nuevo, el mundo de la madrugada, ese que existe antes de que salga el sol. Para mí, antes la vida arrancaba con el amanecer, mi mamá llevándome al colegio y punto final. Ahora habito un mundo un poco más silencioso, frío en invierno y siempre en penumbras. No es que me de miedo, simplemente no hay luz. Es triste, eso sí podría decirse, es como un teatro antes de una función: está el escenario, pero sin los tachos de luz prendidos, sin los actores, solo un par de acomodadores, el backstage.

Ellos son el garita de la esquina que cabecea después de un turno eterno, el obrero que peregrina con el mate bajo el brazo, el barrendero que saluda amable, el canillita y un par de viejitos abriendo la panadería. Después de un tiempo transitando este mundo me di cuenta que uno siempre se cruza con la misma gente. Siempre la misma.

Tengo un TOC, siempre voy al mismo vagón y parece ser que a varios les pasa lo mismo. Esos personajes que se repiten son, la mamá que lleva al nene de guardapolvo blanco, el grupo de pibes que se la pasa gritando, el que llega tarde y entra cuando se está cerrando la puerta cual película de acción (ese que también soy yo) y una chica que es muy linda, aunque sea demasiado temprano como para serlo.

Hace cinco años que veo a la misma gente, todos los días de la semana del último lustro. Eso son muchos días y no sé quiénes son, qué les pasa, cómo se llaman o cuáles son sus sueños y a que le tienen miedo. Por no poder soportar esa ignorancia de no conocer a esa gente que era casi como una familia me fui creando y creyendo una historia en mi cabeza.

Anabella es mamá sola, una mujer fuerte a fuerza de años demasiado hijos de puta. Se le ve en la cara cansada. El nene que va de la mano es Bautista, lo conozco desde que tiene cuatro, ahora tiene nueve y esta enorme. Le encanta el cine, por eso lleva una lunchera de Star Wars, sueña con ser director y arma películas con los muñecos que lleva todos los días. El grupo de chicos viaja desde Campana, van a trabajar a una fábrica en Glew y después siguen juntos para ensayar con su banda de rock pesado. Siempre van animados y escuchando "La 25". A veces hay caras largas, la música no es muy generosa. 

La chica que me levanta un poco las mañanas, especialmente la de los lunes es una idealista y sueña con cambiar el mundo. No ve la hora de conocer todo nuestro país, quiere una familia enorme y, porqué no, un perro que se llame Batman. Le gustan los abrazos, leer a Aldous Huxley y se ríe de cualquier cosa. Hoy me la cruce en un bar, se acercó decidida y clavó sus ojos en los míos. Con una sonrisa me dijo:

"siempre te veo en el tren, me llamo...", no me acuerdo o no me quiero acordar. Creo que prefiero mis historias, que solo existas en mi cabeza. ¿Y si no le gustan los abrazos? ¿Si no se ríe de mis chistes?

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