Teatro Under




"Patricia hunde la hoja de la navaja en el estomago de Hernán, esa misma que él le había regalado".

La primera vez que lo leí me pareció genial, el drama cerraba por todos lados, era simple pero contundente. Una cuchillada fruto su propio amor. Ya me imaginaba el llanto del público, las luces rojizas inundando la sala, un jazz tristón sonando mientras que mi personaje y la luz se iban muriendo. 

Acepté, era un papel soñado. 

. . . 


Hace unos segundos cuando Patricia dijo: "Yo sabía que este amor desaparecía y no lo podía evitar, por eso pensé que era mejor que vos desaparecieras", me cerró todo. Le temblaban las manos, a ella, no a Patricia. Nunca a una actriz como ella le pasaría algo así, estaba llorando y eso no estaba en el libreto. 

Es un final espectacular, la gente se para a aplaudir antes de que se vaya la luz. Mientras en el escenario yo siento el acero desgarrándome la piel, atravesándome los músculos y quedarse fría, helada, adentro mío. La sangre es tan real, tan espesa, casi negra, me quema. Mi grito también fue real, me nació de las tripas, no fue actuado.

Se van muriendo las luces, se me cansan los ojos. Espero que sea un éxito, lastima que no habrá otra función.  


Share:

0 comentarios